El álbum ilustrado Donde viven los monstruos fue escrito e ilustrado por Maurice Sendak. Se trata del mejor ejemplo de álbum ilustrado que se puede encontrar y, sin ninguna duda, debería ser un referente cuando se habla de este tipo de obras.

Este libro cuenta la historia de Max, un niño travieso que es castigado por sus padres y enviado a su habitación sin cenar. En su imaginación, viaja a una isla habitada por monstruos, donde se convierte en su rey. Sin embargo, con el tiempo, Max comienza a extrañar su hogar y decide emprender el viaje de regreso.

A lo largo del relato, el álbum complementa el viaje de Max con su proceso de rebeldía y autoconocimiento. Su imaginación le permite evadirse de la realidad y enfrentarse a seres fantásticos, pero finalmente comprende la importancia del amor y del hogar.

Más allá de la historia en sí, Donde viven los monstruos refleja cómo los niños pueden experimentar ira e incluso rebeldía, pero, en la mayoría de los casos, terminan reconociendo su necesidad de afecto y pertenencia. En el caso de Max, su enfado surge porque sus padres lo han castigado, pero, a través del viaje que emprende en su imaginación, se da cuenta de que el mejor lugar para estar es con su familia.

Este álbum destaca por su innovadora estructura visual. Desde la portada, la acción comienza incluso antes del primer texto. El diseño gráfico juega un papel fundamental, ya que las ilustraciones crecen progresivamente, sumergiendo al lector en la fantasía de Max. El texto cambia de disposición en relación con las imágenes, situándose debajo de ellas. Hacia el final, las ilustraciones comienzan a reducirse hasta desaparecer por completo, simbolizando el regreso del protagonista a la realidad. La lectura del libro se completa hasta llegar a la imagen de la portada final, cerrando visualmente el ciclo narrativo.

Sin duda, lo que más me ha gustado de la historia es la manera en que las ilustraciones complementan el relato y cómo la imaginación de Max se refuerza a través de las imágenes conforme avanza la historia. La progresión visual del libro, con el aumento y la reducción de las ilustraciones, convierte la lectura en una experiencia dinámica e inmersiva.

Aunque el libro es excelente, creo que algunos niños pueden tener dificultades para comprender que el viaje de Max es producto de su imaginación. Considero que es un libro ideal para leer acompañado de un adulto, quien puede ayudar a explicar ciertos momentos y enriquecer la experiencia de lectura.

Este álbum ilustrado me ha recordado a Willy Wonka, ya que en ambas historias se destaca que lo más importante es tener una familia unida. En el caso de Max, él comprende que alejarse de sus padres no es la solución a sus problemas, mientras que en Willy Wonka, la historia demuestra que, más allá de la magia y la aventura, lo verdaderamente valioso es contar con el cariño de una familia cercana y afectuosa.

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